TRATAMIENTO
FARMACOLOGICO DE LA OBSTRUCCION BRONQUIAL
A - MEDICAMENTOS DE
ACCION BRONQUIAL ESPECIFICA
La obstrucción bronquial es un fenómeno multifactorial que se debe a la
contracción del músculo liso, al engrosamiento inflamatorio de la pared de las vías
aéreas, a la reducción del lumen por secreciones y a la disminución de la
tracción radial del pulmón sobre las vías aéreas. Algunos de estos mecanismos
pueden ser modificados farmacológicamente y las drogas empleadas para ello se
clasifican en dos grupos generales: los broncodilatadores y los
antiinflamatorios.
Los broncodilatadores se utilizan para el alivio sintomático rápido de la
obstrucción bronquial, mientras que los antiinflamatorios están dirigidos a
modificar el sustrato de la obstrucción, particularmente en el asma bronquial.
Por esta razón, deben considerarse medicamentos complementarios. En la Tabla
58-1 se muestran las drogas disponibles para terapias en aerosol, y en la Tabla
58-2 algunas de las características farmacológicas.
TABLA
58-1
MEDICAMENTOS BRONCODILATADORES Y ANTIINFLAMATORIOS DISPONIBLES PARA TERAPIA EN AEROSOL** |
|||
Medicamento (ug)
|
Inhalador
* µg) |
*Polvo
* µg) |
Solución*
(mg/mL) |
Salbutamol
|
100
|
200-400
|
5
|
Fenoterol
|
100-200
|
-
|
4
|
Terbutalina
|
-
|
500
|
|
Salmeterol
|
25
|
-
|
-
|
B. de ipratropio
|
20
|
-
|
0.25
|
B. de oxitropio
|
100
|
-
|
-
|
Beclometasona
|
0
- 100 - 250
|
100
- 200
|
-
|
Fulticasona
|
5
- 50 - 125 - 250
|
250
- 500
|
-
|
Tiotropio
|
18
|
||
Flunisolida
|
250
|
-
|
-
|
Budesonida
|
250
|
100
- 200 - 400
|
1
|
**No están consideradas las asociaciones de fármacos
TABLA
58-2
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS FARMACOLÓGICAS DE LOS MEDICAMENTOS BRONCODILATADORES |
||
Fármaco
|
Inicio de Acción (min)
|
Duración
(horas) |
Salbutamol
|
2-10
|
4-6
|
Fenoterol
|
3-4
|
4-6
|
Terbutalina
|
5-15
|
4-6
|
Salmeterol
|
10-20
|
12
|
Ipratropio
|
3-30
|
4-6
|
BRONCODILATADORES
Beta-agonistas
Los fármacos simpaticomiméticos beta-agonistas producen la broncodilatación,
estimulando directamente los receptores beta-2 del músculo liso de toda la vía
aérea y, actuando sobre los receptores de los mastocitos, previenen su
degranulación y liberación de mediadores. Conviene destacar que estos
medicamentos no tienen influencia significativa sobre la inflamación crónica
del asma o de la EPOC.
Se han desarrollado beta-agonistas que actúan selectivamente sin estimular
los receptores alfa y han desplazado a los no selectivos que, por su acción
estimulante sobre receptores alfa, tienen efectos indeseados sobre el aparato
circulatorio. La adrenalina, que es el simpaticomimético mas representativo, no
es selectiva pero todavía se emplea excepcionalmente.
Los beta-agonistas selectivos estimulan predominantemente receptores beta 2
(Tabla 57-3). En nuestro país están disponibles salbutamol, fenoterol,
terbutalina, salmeterol y formoterol. Todos tiene una potencia broncodilatadora
similar, pero la duración del efecto de los tres primeros es cercana a las 4
horas mientras que el salmeterol y formoterol, de introducción relativamente
reciente, poseen una acción de 12 o más horas.
TABLA 58-3
|
||
Organo
|
Receptor
|
Respuesta
|
Pulmón
|
Alfa
Beta-1 Beta-2 |
Broncoconstricción
Broncodilatación + Broncodilatación ++ |
Corazón
|
Beta-1
|
Taquicardia, aumento
de
excitabilidad y fuerza contráctil ++ |
Músculos Esqueléticos |
Beta-2
|
Temblor
|
La forma de administración usual es aerosoles por vía inhalatoria. La
administración intravenosa no es recomendable, porque no ha demostrado ser
superior a la administración inhalatorias y sus efectos adversos son más
frecuentes. Igual sucede con la vía oral, que excepcionalmente se usa en
pacientes que no se adaptan bien al uso de aerosoles.
Los efectos adversos son comunes a todos los beta-agonistas. Se observan con
más frecuencia con los beta-agonistas no selectivos, son dosis-dependientes y
se deben a la estimulación de receptores beta extrapulmonares:
a) Arritmias: particularmente en sujetos con
antecedentes de este trastorno, debido a estimulación de receptores beta-1
miocárdicos y beta-2 auriculares.
b) Hipoxemia: por ser su efecto vasodilatador
más rápido pueden aumentar la perfusión de zonas mal ventiladas del pulmón,
particularmente durante el tratamiento de las crisis asmáticas importantes. Por
esta razón, en estas circunstancias, se recomienda administrar los
beta-adrenérgicos concomitantemente con oxígeno.
c) Temblor: es el efecto adverso más común y se
debe a estimulación de receptores beta-2 en el músculo esquelético.
d) Hipocaliemia (caída de potasio en sangre):
probablemente se debe a estimulación de la secreción de insulina y puede ser
relevante en pacientes con hipocaliemia previa o con uso simultáneo de otros
fármacos que producen hipocaliemia (teofilina, corticoides).
Existe evidencia reciente que sugiere que el uso regular en horario
preestablecido de los beta-agonistas podría incrementar la morbilidad en el
asma, con incremento de la hiperreactividad bronquial, inconvenientes que se
evitarían con su uso "según necesidad", cuando los síntomas lo exijan.
Anticolinérgicos
Los anticolinérgicos son antagonistas específicos de los receptores
muscarínicos del vago. Antiguamente se empleaba ampliamente la atropina, pero
sus efectos secundarios determinaron que su uso se discontinuara. Su empleo
clínico ha recuperado importancia en la medida en que se ha dispuesto de
derivados de la atropina, como el bromuro de ipratropio y el bromuro de
oxitropio y mas recientemente del tiotropio, que carecen de tales efectos
secundarios. Debido a que la participación del vago en los mecanismos que
determinan la broncoconstricción en asmáticos es relativamente limitada, no son
medicamentos de primera elección en este grupo de enfermos. Es necesario tener
presente sin embargo, que se les ha descrito un efecto aditivo con los fármacos
beta-agonistas que puede ser útil cuando el control de la enfermedad es difícil
y, por su efecto más prolongado, para controlar síntomas nocturnos. En los
pacientes con EPOC, en cambio, su efecto es superior a los beta-adrenérgicos,
lo que sugiere que en estos casos la obstrucción bronquial es mediada
preponderantemente por mecanismos colinérgicos. El medicamento de elección es
el tiotropio por la duración de su efecto que es superior a las 24 horas. Se
administra en forma de polvo para inhalar 1 vez al día. En su defecto puede
usarse el bromuro de ipratropio, en aerosoles presurizados o en solución para
nebulizar, cuyo inicio de acción es lento, generalmente máximo a los 30-60
minutos y puede persistir hasta por 8 horas.
Los efectos adversos sistémicos de los anticolinérgicos son infrecuentes,
porque virtualmente no existe absorción. A diferencia de la atropina, no
producen cambios en el transporte mucociliar ni en las características de las
secreciones, incluso administrándolos en dosis altas. El bromuro de ipratropio
puede precipitar un glaucoma agudo en pacientes de edad avanzada al ser
utilizado en nebulización con mascarilla, debido a la acción directa del
aerosol sobre los ojos. También se han comunicado varios casos de
broncoconstricción paradójica, especialmente al ser utilizado mediante
nebulización, lo que se debería a la hipotonicidad de las soluciones
nebulizadas y a los aditivos antibacterianos. Ocasionalmente, la
broncoconstricción se puede observar también al emplear aerosoles presurizados,
pero el mecanismo exacto en estos casos se desconoce.
Teofilina
La teofilina es una metilxantina, alcaloide natural relacionado con la
cafeína. Es un relajante directo del músculo liso bronquial, pero su mecanismo
de acción exacto se desconoce. Se ha postulado que podría actuar por su acción
inhibitoria de la enzima fosfodiesterasa, pero para ello se requerían dosis
superiores a las usadas en terapéutica. Se ha planteado que su acción
broncodilatadora se debe a una inhibición de los receptores de adenosina, efecto
que se logra con dosis usuales. Los receptores de adenosina son moduladores de
los receptores adrenérgicos que controlan la actividad de la adeniciclasa y,
por lo tanto, la concentración citoplasmática de AMP cíclico, relajante del
músculo liso.
Existen evidencias de que la teofilina actuaría también como un
antiinflamatorio, disminuyendo la hiperreactividad bronquial y, en
consecuencia, el requerimiento de beta-agonistas. Este efecto ha renovado el
interés por este medicamento, cuya utilidad había sido puesta en duda durante
las últimas décadas, debido a que su acción broncodilatadora es claramente más
débil que la de los beta-agonistas.
La teofilina tiene otros efectos no relacionados con su acción
broncodilatadora, cuya importancia clínica nunca se ha determinado: es
cronotropo e inótropo cardíaco positivo, aumenta la contractilidad y
resistencia a la fatiga del diafragma, estimula el centro respiratorio y posee
un efecto diurético de corta duración.
Su principal vía de eliminación es la hepática y su vida media puede variar
ampliamente: es prolongada en mayores de 50 años, en insuficiencia hepática,
neumonía, insuficiencia cardíaca o EPOC y durante la administración
concomitante de otros fármacos, como: eritromicina, ciprofloxacino, alopurinol
y cimetidina (pero no ranitidina). Su eliminación es más acelerada en niños y
en fumadores. Existe una estrecha relación entre el efecto broncodilatador y la
concertación plasmática de teofilina. Aunque se ha recomendado mantener niveles
plasmáticos entre 10 y 20 μg/mL para lograr el máximo efecto, hoy se acepta que
entre los 8 y 10 μg/mL ya se ha logrado la mayor parte del efecto beneficioso,
de manera que niveles más altos aumentan poco el efecto terapéutico y mucho el
riesgo de toxicidad.
Para administración intravenosa se utiliza aminofilina, que es una mezcla
constituida por un 80% de teofilina y un 20% de etilendiamina. Para
administración oral, la teofilina está disponible en forma de cápsulas de
absorción lenta y acción sostenida que alcanzan sus niveles máximos a las 4
horas y se administran cada 12 horas.
La medición del nivel plasmático durante la administración oral de
teofilinas de absorción retardada debe hacerse después de 3 a 4 días de
terapia, ya que se requiere un mínimo de 3 a 4 vidas medias para alcanzar el
estado de equilibrio. La muestra de sangre debe tomarse 6 horas después de la
ingestión de la última dosis para determinar su efecto máximo, y al cabo de 12
horas si interesa conocer el nivel mínimo. Actualmente se ha observado que con
dosis bajas se obtienen resultados similares a las dosis altas, antes en uso,
con la ventaja de alejarse de los niveles tóxicos. Cabe advertir que existe una
importante diferencia interpersonal tanto para los efectos favorables como
desfavorables , de manera que el uso de este medicamento debe considerarse de
segunda línea e individualizado.
Los efectos colaterales más comunes son gastrointestinales (epigastralgia,
náuseas, vómitos y diarrea), pero los efectos adversos más serios, en caso de
sobredosis, se producen sobre el sistema cardiovascular (taquicardia, arritmias
supraventriculares y ventriculares) y el sistema nervioso central (cefalea,
irritabilidad y convulsiones).
ANTIINFLAMATORIOS
Corticoides
Constituyen el tratamiento antiinflamatorio más eficaz en el asma bronquial.
Se ha demostrado que son capaces de modificar componentes básicos de la
inflamación crónica de la vía aérea que caracteriza a esta enfermedad: el
tratamiento prolongado reduce el número de células inflamatorias en la mucosa y
submucosa (mastocitos, eosinófilos y linfocitos), lo que se asocia a una
mejoría clínica y a una disminución de la hiperreactividad bronquial. Los
corticoides actúan uniéndose a un receptor específico del citoplasma de las
células blanco; el complejo corticoide-receptor es transportado al núcleo donde
se une a secuencias especificas de determinados genes, lo que resulta en un
aumento o disminución de la trascripción del gen y, como consecuencia, en un
aumento o disminución de la síntesis de proteínas. A través de este proceso,
los corticosteroides afectan la cascada inflamatoria a distintos niveles:
- Inhiben la trascripción de los genes de
las citocinas.
- Inhiben la secreción de citocinas.
- Aumentan la degradación intranuclear de
citocinas.
- Inhiben la respuesta celular a las
citocinas, como es la expresión de moléculas de adhesión, el aumento de la
sobrevida de las células inflamatorias y el aumento de la liberación de
mediadores por parte de los mastocitos.
- Estimula la producción de lipocortina, que inhibe la síntesis de metabolitos del ácido araquidónico.
No se sabe a ciencia cierta cuál de estas acciones es la que pesa más en la
eficiencia terapéutica de los corticosteroides en el asma. Los corticosteroides
son también útiles en un subgrupo de pacientes con LCFA avanzada.
Pueden ser administrados por vía inhalatoria, oral o intravenosa. Los
corticoides administrados dos veces al día como aerosoles presurizados o en
inhaladores de polvo micronizado son los antiinflamatorios de elección para
asmáticos adultos.
Los corticoides disponibles en nuestro país son el dipropionato de
beclometasona, la budesonida, la fluticasona y la flunisolida. Los dos primeros
son los más antiguos y ampliamente usados y no se ha establecido una clara
diferencia de potencia y frecuencia de efectos colaterales entre ambos. Tienen
escaso efecto sobre el eje hipotálamo-hipofisiario-suprarrenal con dosis de
hasta 1600 μg/día. La fluticasona, en cambio, parece poseer una potencia mayor,
ofreciendo la ventaja de que la droga absorbida por vía gastrointestinal es
metabolizada casi en un 100% en su primer paso por el hígado, con la
consiguiente reducción de efectos adversos. Los efectos indeseados más comunes
de la administración inhalatoria son locales: candidiasis oro faríngea y
disfonía, problemas que se solucionan usando espaciadores y lavado bucal
después de cada tratamiento. Con dosis muy elevadas pueden aparecer efectos
adversos sistémicos, similares a los observados durante el empleo crónico oral.
El corticoide oral más utilizado en nuestro país es la prednisona, que se
convierte en prednisolona en el hígado. Se administra en dosis única en la
mañana, haciendo coincidir su administración con el aumento diurno normal de
cortisol, lo que induce menor supresión suprarrenal. Sin embargo, su efecto
antiinflamatorio puede ser mayor al utilizarse por las tardes, lo que debe
tenerse presente cuando hay escasa respuesta clínica. El tratamiento durante
días alternos tiene la ventaja de reducir la frenación suprarrenal, pero el
inconveniente de disminuir el efecto del tratamiento. Los corticoides orales
son el tratamiento de primera línea en las exacerbaciones del asma o de la
EPOC, pero como tratamiento crónico deben ser indicados como último recurso.
Los efectos colaterales mas importantes son la supresión suprarrenal,
intolerancia a la glucosa, hipertensión arterial, desmineralización ósea,
catarata, úlcera péptica, etc.
Inhibidores de los leucotrienos
Los leucotrienos son capaces de producir contracción del músculo liso,
aumento de la permeabilidad vascular (y, por lo tanto, edema de la pared
bronquial), aumento de la producción de mucus, infiltración eosinófila y
adherencia de neutrófilos al endotelio vascular. Su efecto puede ser mil veces
más potente que la histamina en provocar broncoconstricción.
Con el fin de bloquear el potente efecto inflamatorio de los leucotrienos,
en los últimos años se han desarrollado medicamentos que inhiben su síntesis o
antagonizan sus receptores. Si bien los inhibidores de la síntesis están aún en
evaluación, el primer antagonista (zafirlukast) ha demostrado un efecto
significativo en el control de los síntomas y en la reducción del requerimiento
de beta-agonistas en pacientes asmáticos leves y moderados, especialmente
niños, pero aún no se ha establecido claramente si pueden reducir el
requerimiento de corticoides orales en asmáticos graves. Su inicio de acción es
muy rápido, sus efectos son dosis-dependientes. Se administra en dosis diarias
y no se le han demostrado efectos adversos.
B. TERAPIA CON AEROSOLES
La vía inhalatoria tiene claras ventajas para la administración de
medicamentos al pulmón. Pese a que las vías aéreas superiores constituyen un
filtro que dificulta la llegada de partículas hacia las zonas más profundas, la
tecnología moderna ha logrado poner al alcance de los pacientes métodos simples
y de bajo costo para la generación de aerosoles del tamaño apropiado. La
terapia mediante aerosoles ha adquirido gran importancia debido a que permite
hacer llegar a las vías aéreas altas concentraciones de fármacos como
corticoides, beta adrenérgicos, y anticolinérgicos y lograr efectos que sólo se
podrían obtener con dosis muy elevadas por vía sistémica, con los consiguientes
efectos secundarios.
La vía oral ya no debería ser empleada para administrar beta adrenérgicos,
puesto que para lograr iguales efectos sobre la función pulmonar se necesitan
dosis aproximadamente 40 veces superiores, lo que implica un incremento
inadmisible en los efectos adversos. Recíprocamente, esto implica que se pueden
emplear altas dosis de beta adrenérgicos por vía inhalatoria con escasos
efectos secundarios indeseables. Igualmente, la disponibilidad de
corticosteroides para uso inhalatorio hace posible el uso de dosis útiles en la
mayoría de los pacientes sin los efectos adversos que tiene la administración
oral.
INHALADORES PRESURIZADOS
Los aerosoles más usados en nuestro medio son los inhaladores presurizados
de dosis medida. El envase contiene el o los fármacos (beta adrenérgicos,
corticosteroides, anticolinérgicos o combinaciones) junto a dos o más
propelentes (clorofluorocarbonos: CFC) y lubricantes. El medicamento es
entregado cuando se activa una válvula que libera una dosis determinada de
fármaco en aerosol. La eficiencia del inhalador presurizado depende del tamaño
de las partículas que componen el aerosol, lo que determina el grado de
depósito de la droga en las distintas zonas de la vía aérea (Figura 58-1).
Hasta un 13% de las partículas del aerosol liberado por estos aparatos puede
depositarse en la vía aérea distal.
Figura 58-1. Esquema de la técnica óptima de uso
de los aerosoles presurizados. Se muestra un trazado de volumen pulmonar versus
tiempo y la posición en que debe colocarse el nebulizador respecto a la boca.
El mayor depósito de la droga en el pulmón se logra con las siguientes
técnicas:- Ubicando el inhalador a 4 cm de la boca,
para disminuir el impacto oral y faríngeo por la inercia de las
partículas, que salen a una velocidad de 100 Km/h del aparato.
- Activando el inhalador al comienzo de una
inspiración desde capacidad residual funcional hasta capacidad pulmonar
total.
- Inspirando con un flujo bajo, menor de 1
L/s, para no acelerar las partículas y no aumentar la inercia.
- Efectuando una pausa al final de
inspiración de 5 a 10 segundos, para permitir el depósito del aerosol por
gravedad (sedimentación) en las vías aéreas distales.
Cuando se indica más de una nebulización, éstas deben ser efectuadas,
idealmente, con un intervalo de 5 minutos entre ellas, ya que de esta forma se
obtiene un mayor efecto. El lapso mínimo es 1 minuto, ya que muchos
nebulizadores necesitan este tiempo para llenar el depósito interno que entrega
la dosis medida.
Si bien esta forma de administración es potencialmente muy eficaz, alrededor
de la mitad de los pacientes no usa una técnica correcta de inhalación y
aproximadamente un 15% de ellos no logra aprender y mantener una técnica óptima
a pesar de ser supervisados. Los errores más frecuentes son:
- Colocar el nebulizador directamente dentro
de la boca, lo que aumenta el depósito por impacto en la boca debido a la
gran velocidad inicial de las partículas.
- Inspiración demasiado rápida, lo que
también incrementa el depósito en vías aéreas altas por la gran inercia de
las partículas.
- Falta de la pausa final, lo que reduce el
depósito en los bronquios por sedimentación.
- Inspiración por vía nasal.
- Falta de coordinación entre la inspiración
y el accionamiento del nebulizador.
- Interposición de la lengua.
- Realización de las nebulizaciones
indicadas para cada sesión, sin pausa entre ellas.
Con el propósito de mejorar la eficiencia de los inhaladores por fallas en
la coordinación y disminuir el depósito de partículas grandes de aerosol en la
orofaringe de pacientes, se han diseñado cámaras, con o sin válvulas, que se
interponen entre la boca y el inhalador. Así el fármaco no se pierde hacia el
ambiente y disminuye la velocidad de las partículas. Las cámaras de inhalación
de tamaño apropiado (aproximadamente 800 ml) hacen posible que la mayor parte
de las partículas grandes queden depositadas en sus paredes, reduciendo el
depósito en la faringe. Sin embargo, el uso de estas cámaras disminuye la
aceptación del tratamiento por algunos pacientes, especialmente cuando deben
usar el tratamiento fuera de sus casas.
En nuestro medio hemos reemplazado en muchos casos las cámaras rígidas por
una bolsa de plástico de aproximadamente 800 ml, conectada a una boquilla de
cartón o plástico (Figura 58-2).
Figura 58-2. Esquema del uso de una bolsa de
inhalación. El paciente infla la bolsa, nebuliza una dosis de aerosol en su
interior y luego inhala lentamente el contenido a través de la boquilla; hace
una pausa inspiratoria, espira dentro de la bolsa. Luego repite la maniobra
inspiratoria, para usar el aerosol que queda en el gas previamente espirado, y
luego retira la boquilla de la boca.
Estudios efectuados en nuestro laboratorio han demostrado que la eficacia de
este método es similar a la de otros espaciadores y a la de los nebulizadores
de flujo continuo. Estos reservorios son bien aceptados y bien empleados por
nuestros pacientes después de demostrarles o controlar su uso en cada consulta
y reforzar con un instructivo escrito.
Recomendamos los espaciadores en todos los sujetos que no realizan una
óptima técnica de inhalación y siempre en la administración de esteroides, para
disminuir los efectos secundarios locales de las dosis bajas y los sistémicos
de las dosis altas.
Considerando que la
técnica de inhalación determina críticamente la cantidad de droga que llega a
su sitio de acción puede deducirse la importancia que , en primer lugar, el
médico domine la técnica y, luego, se la enseñe a los pacientes, controlando
su correcta ejecución periódicamente.
|
POLVOS INHALABLES
Un inconveniente derivado del uso de los inhaladores presurizados es la
depleción de la capa protectora de ozono de la estratósfera que se produce por
el uso de los propelentes fluorados. Si bien los inhaladores en aerosol para
uso médico aportan sólo un 0,5% de los CFC producidos por diversas industrias,
ellos deberán ser retirados del mercado en el futuro próximo, según acuerdos
logrados en reuniones internacionales para la protección del medio ambiente y
se encuentran en estudio nuevos propelentes que no dañan la capa de ozono.
Como forma alternativa de administración inhalatoria sin uso de CFC, existen
en el mercado los inhaladores de polvo seco, que permiten entregar los mismos
fármacos con algunas ventajas derivadas de esta forma de administración. Los
primeros dispositivos de polvo seco (spinhaler, rotahaler, etc) empleaban
cápsulas de gelatina que contenían el medicamento en polvo, disuelto en
lactosa, las cuales debían ser mantenidas en un medio seco y cargadas
individualmente, lo que dificulta el proceso. Para superar estos problemas se
han desarrollado envases que contienen multidosis y necesitan menor
manipulación.
Los inhaladores de polvo seco tienen buena aceptación entre los pacientes,
ya que su uso implica menos coordinación y no requieren de espaciador. Sin
embargo, su precio es más alto que el de los inhaladores presurizados, lo que
limita su empleo.
NEBULIZADORES
Tradicionalmente se han usado nebulizadores en el tratamiento
intrahospitalario o en los servicios de urgencia (Figura 58-3).
Figura 58-3.
Nebulizador de flujo continuo.
Los nebulizadores son pequeños receptáculos de plástico dentro de los cuales
se coloca la dosis de broncodilatador diluido en solución NaCl al 0,9%. Un
flujo de oxígeno o de aire comprimido transforma la solución líquida en
aerosol, el cual es inhalado por el paciente mientras respira desde una
mascarilla o boquilla conectada al nebulizador. El flujo es generado ya sea con
un depósito de gas a presión o mediante compresores.
Esta forma de producir aerosoles es menos eficiente, ya que sólo 1 a 3% de
cada dosis llega al pulmón; el resto se deposita en la boca, se pierde en el
ambiente o queda depositado en las paredes del nebulizador. Por lo tanto, la
equivalencia de dosis administradas por nebulizador presurizado y nebulización
con cámara de inhalación es de aproximadamente 1:6.
Se ha demostrado que los resultados del tratamiento de las crisis
obstructivas o de los pacientes hospitalizados es igual con un aerosol generado
mediante un inhalador presurizado o un nebulizador de flujo continuo, con una
importante disminución de los costos con los primeros, junto a una reducción de
los escasos efectos adversos de la nebulización. No obstante, debido a que
durante las crisis las condiciones para inhalar los fármacos suelen ser
desfavorables, en muchos centros hospitalarios se continúa empleando
nebulizadores, los cuales tienen la ventaja de permitir que el enfermo reciba
el aerosol en forma pasiva. Estimamos que el uso de nebulizadores sólo se
justifica en el medio hospitalario y de los servicios de emergencia, en
pacientes que no puedan colaborar con la administración mediante cámaras de
inhalación.
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